Mi nombre es Nelson de Jesús Bermúdez y nací en el municipio de Venecia, Antioquia. Sin embargo, tengo un cariño muy especial por Apía, Risaralda, porque allí comenzaron muchos de mis aprendizajes y sueños.
Llegué a FUNDAEC en 1988, cuando el programa SAT se llevó a mi vereda El Jardín, brindándonos a los campesinos la oportunidad de acceder al bachillerato, algo que en ese momento parecía inalcanzable. Tenía 19 años cuando inicié este camino, que no solo me permitió estudiar, sino también convertirme en tutor mientras avanzaba en mi propia formación.
Mi proceso académico se vio interrumpido por el servicio militar obligatorio, pero incluso allí continué mis estudios gracias al apoyo del Magíster Francisco Javier Alzate, quien me hacía llegar los libros y recogía mis trabajos en el batallón. Al regresar, completé la licenciatura y asumí el compromiso de acompañar a mi primer grupo de bachilleres, quienes más tarde iniciaron sus propios proyectos de vida.
Durante más de 20 años trabajé como tutor en el programa SAT, acompañando a jóvenes y adultos en diferentes veredas del municipio. Muchos de ellos hoy me saludan con gratitud, reconociendo la huella que dejó en sus vidas ese proceso educativo. Para mí, esos gestos son como un regalo invaluable, la confirmación de que la educación puede transformar personas y comunidades.
Hoy en día soy docente y me encuentro en proceso de pensión. Aunque ya no acompaño directamente el programa SAT, sigo aplicando los principios que aprendí en FUNDAEC en mi labor diaria con los niños, procurando que la formación del ser humano esté siempre en primer lugar, antes incluso de lo académico. Creo profundamente que la educación debe estar orientada a la construcción de valores, el amor al entorno y el servicio a los demás.
FUNDAEC ha marcado mi vida con humildad, gratitud y propósito. Gracias a este proceso descubrí que mi vocación estaba en la educación, un ámbito donde sentí que podía contribuir de manera más directa al bienestar de los demás. Aunque en algún momento tuve la oportunidad de seguir una carrera militar, comprendí que mi camino debía orientarse hacia la formación y el servicio a las comunidades. Para mí, FUNDAEC representa principios, servicio y una visión de vida que trasciende generaciones.
Sueño con una educación que siga formando seres íntegros, capaces de transformar sus comunidades y de proyectar esos valores hacia el futuro. Creo que los principios de FUNDAEC no son solo un legado de 50 años, sino una guía para toda la vida de la humanidad.
Contacto: [email protected] y [email protected]
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